Iván Rejas, ganador de la 'Espiga de Plata' de Calasparra Fue el triunfador de en la final al cortar dos orejas al cuarto novillo
El novillero Iván Rejas ha sido el triunfador en la Final del Certamen de novilladas sin picadores de Calasparra al cortar dos orejas al segundo de su lote, alzándose con el trofeo 'Espiga de Plata' que se concede en esta localidad murciana. Javier Zulueta dio una vuelta al ruedo y Pedro Aparicio no tuvo suerte con su lote y también se fue de vacío.
FICHA:
Calasparra (Murcia). Final del XIV Certamen de novilladas sin picadores Trofeo ‘Espiga de Plata’.
Se lidiaron novillos de El Añadío, 1°, 5° y 6° y Sorando, de juego desigual.
Iván Rejas, ovación y dos orejas. Javier Zulueta, ovación y vuelta al ruedo. Pedro Aparicio, silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Un tercio de entrada.
Pedro Aparicio fue atendido de "dos heridas inciso-contusas en el muslo derecho, una de ellas se sutura con puntos simples de seda y la otra no precisa sutura".
COMENTARIO:
El primero de la tarde, con el hierro de El Añadío, fue un ejemplar con mucho peligro. Iván Rejas cuajó un buen tercio de banderillas. Lo intentó con valor, recibiendo una fea voltereta en el inicio del trasteo. Sin mirarse, siguió con empeño, dejando solo algún muletazo suelto. A la hora de matar se atascó con el descabello. Silencio tras aviso.
A portagayola recibió Iván Rejas al segundo de su lote para continuar brillando en el saludo capotero. Con la muleta compuso una buena faena al de Sorando, basada en series de mucho temple. Llegó todo lo realizado al tendido, paseando las dos orejas del ejemplar de Sorando. Mató de estocada en buen sitio.
Javier Zulueta se acopló perfectamente a la embestida de su primer enemigo, un animal con el hierro de Sorando que tuvo un comportamiento totalmente distinto al anterior. Se prestó el novillo por ambos pitones, dejando estar con las ideas claras al joven espada. Falló con la espada. Ovación con saludos.
El quinto de El Añadío fue un eral deslucido. Javier Zulueta estuvo por encima del ejemplar de la ganadería jienense. Lo toreó en los terrenos de tablas en una faena de mérito. Metió la espada a la primera dando la vuelta al ruedo.
El tercero de la tarde, de Sorando, fue protestado por el público por su falta de fuerza. Lo mantuvo la presidenta en el ruedo y fue recuperándose en la muleta de Pedro Aparicio, que dejó su impronta de novillero con clase. La colocación de la espada le privó de cortar una oreja. Silencio tras aviso.
Tampoco fue fácil para estar delante de los pitones el que cerró plaza. Lo intentó Pedro Aparicio en un ejercicio de difícil resolución. En un momento del trasteo lo cogió sin consecuencias aparentes. Desistió de intentarlo, no estando acertado con los aceros. Silencio tras aviso.
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