martes, 8 de marzo de 2022

 Juli, pese a la descastada corrida de Zalduendo


Juli, pese a la descastada corrida de Zalduendo

Un poderoso Juli malogra con la tizona la faena más relevante en un festejo condicionado por el manso comportamiento de los toros. Se colgó el ‘No hay billetes’

 

Olivenza inauguró con un lleno de «no hay billetes» las corridas de toros del circuito de las ferias. El resultado en la taquilla de Valdemorillo y de esas placitas de Andalucía que ya han dado festejos, los carteles de Sevilla, las especulaciones de Madrid y el ambientazo que acogió este sábado la plaza de toros pacense colma de esperanza esta nueva temporada 2022. La terna saludó una fortísima ovación al concluir el paseíllo.

Las 25 primaveras de Morante como matador de toros van a estar llenas de compromisos por toda la geografía española. El doblete de Olivenza estuvo condicionado por un lote a contraestilo.  El que abrió la tarde, de Zalduendo -montadito siempre-, echó las manos por delante de salida. El cigarrero trató de encelarlo pero la condición desentendida se evidenció en el tercio de varas. El caballo de reserva, en la querencia, tuvo que intervenir. El Lili no pudo ordenar una lidia ingobernable por la falta de fijeza. Morante abrevió con buen criterio y lo despenó con una estocada habilidosa, tras pasarlo sin lograr sujetarlo.

Ya de salida se protestó el cuarto, aunque su presencia tampoco es que fuera muy inferior a la de sus hermanos. Lo que no pudo disimular fue la falta de fuerza, ya que perdió en varias ocasiones las manos. La crispación fue creciendo hasta que asomó el pañuelo del color de las vueltas del capote de Morante, es decir, verde. Morante -como director de lidia- consiguió con su capote desde el callejón meterlo por chiqueros. El sobrero -del mismo hierro- tampoco le permitió lucimiento. Mucha disposición del genio de la Puebla, que no lo pudo torear como quería porque se quedaba por debajo. Recibió dos puyazos, uno en cada caballo, pero pese a ello, apostó por el toro en la muleta y se lo sacó a los medios. La sosa embestida no aburrió a Morante, que lo intentó por activa y por pasiva. Desde arriba al principio, más arrebatado después. Siempre en torero. La ovación compensó el esfuerzo.

Tras triunfar como ganadero 24 horas antes sobre el mismo albero, El Juli recibió con su habitual superioridad al segundo. El castañito, tocado arriba de pitones, se dejó en los primeros compases tanto en el saludo como en el quite por chicuelinas. Ya en la muleta, esa nobleza fue un punto descompuesta tras el embroque. Juli aplicó su ciencia y su paciencia para limpiarle los muletazos por ambos pitones. En un momento dado la banda dejó de sonar, pero una mirada fulminante de la figura madrileña les invitó a proseguir. En el tramo final de la faena, El Juli le exigió más al toro, terminando muy cerca de él para rematar con algunos circulares y unas ceñidas luquesinas. Consiguió la primera y, a la postre, última oreja de la tarde.

Completamente decidido recibió El Juli al quinto. Un magnífico saludo con lances que se convirtieron en delantales hasta un inoportuno volatín del animal en el remate al clavar los pitones en el albero pacense. Barroso le recetó un soberbio puyazo. El toro desplegó el poder que le había faltado a sus hermanos, resultó exigente e informal en sus embestidas pero tuvo algo hasta entonces ausente durante toda la tarde: la raza. El Juli se fajó con él de principio a fin, muy poderoso. Protestó el toro en los tercios finales, llegándole a poner los pitones en el pecho en un estremecedor brinco. No se amilanó El Juli, que con redondos volvió a llevarlo y traerlo por donde quiso hasta dejarlo completamente dominado. La espada no puso el broche esperado a su comprometida -e inteligente- actuación.

Una presencia más cuajada tuvo el tercero. Emilio de Justo, que en un mes se encontrará con la afición de Madrid el Domingo de Ramos para su gesto en solitario, lo recibió genuflexo. En banderillas saludó Manuel Gómez tras asomarse al balcón en sus dos turnos. De Justo se impuso con unos primeros muletazos doblándose y, sobre todo, tragando con firmeza las ocasiones en las que le midió el toro. Con la derecha rompió el toro con buen son, a lo que respondió el torero con temple. En cuanto se sintió podido cantó la gallina. Una vez rajado, el extremeño lo cambió de terrenos con insistencia. Se extendió en demasía al final, tratando de sacar faena donde ya no había. La huida constante del oponente deslució la labor. Se empeñó en matarlo en la suerte natural pese a la evidente mansedumbre de su oponente, por lo que hasta el tercer intento no logró enterrar el acero. Saludó una rotunda ovación.

El sexto, que se había pegado dos tremendas volteretas, perdió las manos al llegar al peto, por lo que fue devuelto. El sobrero tampoco hizo honor a su ganadero, Alberto Baillères, que falleció hace un mes, por lo que los toros lucieron la divisa negra. Otro manso de libro que fue el mejor estoqueado de la tarde por Emilio de Justo, que porfió aun a sabiendas de que el pozo estaba seco y terminó doblándose con torería.

RESEÑA

Sábado 5 de marzo de 2022. Plaza de toros de Olivenza (Badajoz). Tercera de feria. Toros de Zalduendo, justitos de presentación y de escaso juego. A excepción del 5º, humillador y exigente aunque carente de ritmo. El 4º y el 6º fueron devueltos.

Morante de la Puebla, de chocolate y oro. Estocada habilidosa (palmas). En el cuarto, metisaca, estocada caída y descabello (saludos).

El Juli, de catafalco y oro. Estocada corta (oreja). En el quinto, dos pinchazos, estocada y descabello (saludos).

Emilio de Justo, de azul pavo y oro. Dos pinchazos y estocada (saludos). En el sexto, gran estocada (palmas de despedida).

Incidencias: Lleno de «no hay billetes». Los toros de Zalduendo lucieron la divisa negra en homenaje a Alberto Baillères. La terna tuvo que salir a saludar tras el paseíllo. Manuel Gómez saludó en el segundo toro de la tarde.


Indulto y toreo grande de Ferrera en Olivenza

El extremeño cuaja una gran mañana de toreo con una importante corrida de Victorino Martín que no se queda atrás en el acontecimiento

 

Cuando Antonio Ferrera cruzó el ruedo de Olivenza ya sabía que la celebración de sus bodas de plata venía cargado de responsabilidad y de compromiso. Cuando empezaron las palmas en agradecimiento a su gesto, sus compañeros desde el tendido se pusieron en pie reconociéndole: Espartaco, José Luis Moreno, El Juli, Manuel Escribano -tomando notas para su gesto con Miura en Sevilla-, Miguel Ángel Perera y El Capea (al menos son los que yo divisé). La ovación se extendió mientras Ferrera invitaba a su extensa cuadrilla a salir a recogerla.

El vestido blanco era el de la exitosa encerrona de Las Ventas en 2019. De aquella tarde a esta mañana ha habido otras tres tardes de seis toros una en Badajoz con una corrida de Zalduendo con la presencia de Bilbao en 2020 y las otras de Adolfo Martín en Mont de Marsan y en la última Feria de Otoño, esta justo de cuestionable resultado (con la polémica del intento fallido por querer estoquear un octavo toro tras conseguir la oreja del séptimo).

En el momento en el que apareció por chiqueros el quinto toro ya se habían consumido las dos primeras horas del festejo. Las palmas premiaron su impecable presencia. Muy de la casa: hocico de rata, cornidelantero, un pelín engatillado, serio y cuajado. José María González Borrella le pegó un puyazo en toda la yema echándole el palo de largo. Le brindó la faena a Jacinto Ortiz, dueño de la plaza que debió quedarse tapaito en el callejón para recibir el brindis en lugar de pisar el albero sagrado, reservado a los matadores. Ferrera apostó por el toro, le dio distancia y desde los medios cuajó una faena memorable. El toro fue franco desde el principio y lo cuajó a placer. Por los dos pitones, no se cansaba de embestir el victorino que repetía buscando los vuelos de la muleta. El extremeño lo entendió en todo momento. Tiró el estoque mediada la faena para torearlo con la mano derecha con los vuelos. Logró llevarlo largo, yéndose detrás de la embestida, acariciando y exigiendo en los mismos muletazos. Terminó con circulares en los que la clase, ya más templada que al principio no dejó lugar a dudas. La pañolada propició el indulto.

En el primer toro marcó la tónica de lo buscado durante la corrida. Tras recibirlo con buena actitud y haciendo las cosas para que rompiera el serio primero de Victorino Martín -abierto de cara-, lo puso lejos en el primer puyazo. Fue andando hasta mediado el anillo donde metió una marcha más: le pagaron un largo y duro puyazo. Repitió la operación pero en esta ocasión no se arrancó, el caballo (único en el ruedo por petición de Ferrera) se movió hacia chiqueros y allí sí que fue. Ferreira (subalterno) se asomó al balcón y saludó una fuerte ovación tras parearlo. El extremeño estructuró bien la faena, aprovechando el mejor pitón que fue el izquierdo por donde tuvo un ritmo especial. Por el derecho se fajó buscándole las vueltas a esa falta de recorrido y humillación por ese pitón. Al volver a la izquierda firmó magníficos naturales. La estocada precedió a la primera oreja de la mañana.

El cinqueño que hizo segundo tampoco tuvo mala pasta. Tras los lances a pues juntos del saludo se frenó tras pelear en el caballo. Hizo hilo en la brega de José Chacón y marcó cierta querencia. Tuvo nobleza como gran virtud y falta de acometividad en algunos momentos. Ferrera lo trajinó con inteligencia. La espada le privó del triunfo.

Un runrún recorrió los tendidos cuando apareció el tercero, astifino con la cara colocada. Digno heredero de hechuras y expresión de su padre: Cobradiezmos. Una pintura. Humilló sin terminar de desplazarse en el saludo capotero. Se arrancó al caballo de punta a punta y desde los medios la segunda vez. Arrancádose con buen son. La humillación tras el tercio de varas no tuvo la continuidad esperada. En la muleta marcó rápidamente que el pitón era el derecho, mientras por el izquierdo se quedaba corto. Fue costoso para estar delante, Ferrera no renunció a echársela delante y traérselo cosido. Cuando no aplicó esta fórmula se le quedó debajo, haciendo la uve, sin pasar. La estocada contraria llegó tras el pinchazo y paseó la segunda oreja de la mañana.

Hizo un esfuerzo con el sobrero que se corrió como cuarto bis. En el capote apuntó buena clase un punto falto de humillación. Sólo le dieron un puyazo. Fue un toro de apostarle y de atacarle porque si no se guardaba. Eso sí, cuando se le exigió dio lo que tuvo. La faena de Ferrera tuvo tres diferenciadas etapas, una inicial de acople que duró lo suyo, una segunda de entrar y salir en cada muletazo animando con su trajín a embestir y una última donde de verdad templó -de uno en uno- la embestida a media altura que se convirtió en pastueña como consecuencia de su actitud.

Durante la corrida, larga por los extensos tercios de varas y por el sobrero rebelde, me acordé de aquellos comentarios de Molés y Antoñete sobre una gran actuación de Ferrera en Badajoz en la que cambió el concepto que tenían de él. De las mil versiones que hemos visto de Ferrera la de esta mañana fue la más ortodoxa, la más centrada, la más profesional.

El párrafo anterior lo escribí justo antes de que Ferrera se subiera al caballo para picar al sexto, al que le hizo una avería buena con la puyita. Lo banderilleó junto a miembros de su cuadrilla. Resultó el más desrazado de la mañana. Lo toreó en los terrenos de chiqueros y lo enceló con recursos de veterano.

No hubo forma de meter en los corrales al cuarto, que se partió un pitón desde la cepa y que lo perdió en su único encuentro con el peto. Álvaro de la Calle se hizo cargo del toro después de más de media hora de intentos fallidos por que entrase. Con verticalidad y dignidad lo toreó por ambas manos antes de estoquearlo al segundo intento.

RESEÑA

Domingo, 6 de marzo de 2022. Plaza de toros de Olivenza (Badajoz). Cuarta de feria. Toros de Victorino Martín, muy bien presentados, cinqueños y de buen juego en general. Extraordinario el 5º, al que se le concedió el indulto.

Antonio Ferrera, de blanco y oro. En solitario: Estocada corta (oreja). Pinchazo, media estocada y un descabello. Aviso (silencio). Pinchazo y estocada contraria (oreja). Estocada desprendida (oreja). Indulto (dos orejas y rabo simbólicos). En el sexto, media estocada y descabello (palmas). Salió a hombros de su cuadrilla.

Incidencias: Tres cuartos de entrada. Antonio Ferrera conmemoró su 25 aniversario como matador de toros (alternativa en Olivenza el 2 de marzo de 1997). Saludó tras parear al segundo Antonio Joao Ferreira y tras picar al quinto José María González.

Triunfa el empaque de Manzanares en el cierre de Olivenza

El alicantino desoreja al quinto, el mejor toro de Núñez del Cuvillo; Roca Rey se entrega y Morante torea muy despacio

 

Llegando a la plaza de Olivenza recordaba la primera vez que pisé sus tendidos. Fue hace diez años en la emotiva reaparición de Juan José Padilla. Me recordó la riada de gentes por sus calles, la soleada tarde y el cartel: Morante y Manzanares con Cuvillos. La década de diferencia trajo la retirada del pirata curtido en mil batallas y la llegada al toreo de un fenómeno peruano llamado Roca Rey.

El quinto resultó el mejor toro del encierro de Núñez del Cuvillo. Definido desde salida. José María Manzanares, que perdió el capote en el primer derrote, lo toreó a placer después meciendo las telas con suavidad hasta abrochar con la media. Rompió el toro en la brega de Duarte. Manzanares lo empujó al principio para enroscárselo después. Le dejó la muleta por delante y le fue exigiendo por abajo. El toro se creció a la exigencia, con buen ritmo y humillación. Muy noble, agradecido al buen trato de Manzanares que sacó a relucir su versión más asentada. Tuvo detalles muy toreros y un punto de reunión rescatado de su mejor época. La fea estocada no ensombreció la euforia: dos orejas. Lo intentó sin éxito con el desrazado segundo con el que anduvo aseado y medido. Lo mató de una soberbia estocada al encuentro.

Manejó tiempos y formas para marcar las diferencias. Al anovillado tercero lo recibió a pues juntos. No le importó el frenazo ni el topetazo después para imponerse con la colocación. Informal en los tercios, Antonio Chacón saludó después de exponer muchísimo. Empezó la faena por estatuarios, sin mover prácticamente la tela. Muy asentado desde la primera tanda sobre la mano derecha. Al natural el viaje del toro se diluía en sucios cabezazos. Por el derecho también soltaba la cara pero Roca Rey lo enganchó con suavidad y lo fue atemperando. Una vez podido hizo amago de rajarse. Lo sacó de nuevo a los medios para empujarlo con compromiso por los dos pitones, en un remate por bajo le prendió con violencia. Se zafó rodando por el albero pero el toro volvió a hacer por él. Una vez recuperada la vertical y el susto generalizado, estremeció a los tendidos con circulares en cercanías. Desplegó todo su poder y garra de figura a sabiendas que este año se habla de otros toreros que están en la ‘pole position’, terreno que debe recuperar a base de aldabonazos como el de esta tarde.

El quite que le hizo al sexto fue sencillamente espectacular: chicuelinas, tafalleras, gaoneras y una brionesa. Largo y de gran exposición. Roca brindó al público para imponerse al toro que tuvo más movimiento que clase. Faena de imponerse, de estar por encima de las circunstancias, de no perder el ánimo pese a los hachazos constantes. Muy por encima en todo momento, sin contagiarse de la violencia que tuvo el toro. Una vez que lo pudo, ya en su terreno, el toro tiró la toalla. Se rajó. Con la espada, que no lo vio nada claro, perdió la posibilidad de triunfo.

Morante, que abrevió acertadamente con un primero probón y desclasado, estuvo muy dispuesto con el cuarto. Buena sensación con el capote, especialmente en las chicuelinas al paso para llevarlo hacia el caballo. Brindó la faena al público. Se dobló muy en torero en el inicio para después ligar en redondo, sin crispar nada el cuerpo. Cuando el toro empezó a aburrirse a media altura le cambió los terrenos para torear con la zurda con enorme naturalidad y temple. Una exquisita faena que remató con una estocada algo desprendida que llegó tras un pinchazo. Oreja indiscutible.

 

RESEÑA

Domingo, 6 de marzo de 2022. Plaza de toros de Olivenza (Badajoz). Quinta de feria. Toros de Joaquín Núñez, de baja presentación -algunos de ellos anovillados- y de manejable juego pero de contada casta a excepción del 5°.

Morante de la Puebla, de otro viejo y oro. Estocada habilidosa (saludos). En el cuarto, pinchazo y estocada (oreja). José María Manzanares, de azul noche y oro. Gran estocada (saludos tras leve petición). En el quinto, media estocada perpendicular y un descabello (2 orejas). Roca Rey, de nazareno y azabache. Estocada trasera y ladeada y dos descabellos. Aviso (oreja). En el sexto, dos pinchazos, estocada que hizo guardia y un dedcabello. Aviso (palmas).

Incidencias: Se colgó el «Lleno de no hay billetes». Saludaron tras parear Antonio Chacón y Mambrú.


No hay comentarios:

Publicar un comentario